sábado, 31 de diciembre de 2011

Thank you, '11!!

Era como un puzzle a medias tintas, donde las piezas que faltaban no encajaban en ningún sitio, algunas se habían extraviado, otras se habían mezclado...

Era un caos.

Intenté girarlas, ponerlas de formas raras, confiar en los resultados... pero nada cuadraba en su sitio!! por un paso dado, dos atrás que tenía que dar.

Miraba atrás, y no entendía en qué me había equivocado. Siluetas negras rondaban mi pasado, pero no dejaban entrever nada bueno para el futuro, solo oscuridad, solo pesadez. El tiempo lo alejaba, lo difuminaba para borrarlo, pero era tiempo perdido.

Era tiempo perdido.

Al fin,con esmero y ayuda, paso a paso y sin decaer, pude empezar a andar hacia adelante, a poner un pie frente a otro, uno, dos, tres, y me descubrí bailando un vals extravagante donde yo marcaba el ritmo. Empecé a ir más deprisa, más deprisa, confiando, confiando, confiando...

Y me tropecé.

¿qué haces cuando estás en el suelo?
¿cómo te levantas, una vez más, para ver que tienes que volver a ocultar esas sombras que inundan tu pasado, que están ahí solo para desaparecer de nuevo?

¿Por qué razón debía levantarme?

Ante mí estaba la respuesta, aunque no quisiera verla.
Bastaba con volver a levantarse, de nuevo, y seguir bailando.
No levantarse gracias a alguien, no esperar que alguien te tienda la mano.

Es tu fuerza la que ha flaqueado, y es ella la que ha de levantar de nuevo ese peso que dejó caer.

Una vez aprendido ese paso, el cuerpo se aligera, menos pesado, y vuela al compás de la música, esa melodía que nos pone la vida, más fácil o difícil de tratar. Me descubrí rodeada de gente, que seguía mi ritmo, que bailaba conmigo y me acompañaba. No estaba sola, tenía fuerzas...

Las sombras seguían allí.

Fue entonces, en un súbito halo venido de la nada, que pude ver el espectáculo desde ojos de halcón, ese puzzle a medias tintas que modificábamos a cada paso. Se coló una sombra de mi pasado, traicionera, entre los bailarines.
Se puso a bailar.
Y me maravillé con su silueta... con el efecto que generaba en los demás, en mi misma, como cambiaba el curso de la música para hacerla más bella, más encantadora...

Para completarla.

Entendí que esas sombras encerradas en la puerta, a las que no había invitado, eran la pieza que faltaba... Para que el puzzle estuviera completo.
Con ellas hoy, junto con todos mis amigos, que me acompañais en este vals atronador que es mi vida, puedo formar una yo completa, sin agujeros ni remaches, sin temores a lo desconocido.

Gracias a todos, hoy puedo volver a formar ese brillo que aparece en mis ojos, ese halo de esperanza en el mañana, que me recuerda a cada momento...

Que soy feliz.

Gracias a todos, a los que estuvieron, a los que me pisotearon, a los que no me dejaron caer.
Gracias a los que confiaron en mi, a los que me dieron tiempo,
los que guardaron sus preguntas para otra ocasión y a los que no lo hicieron,
a los que me escucharon y a los que tuve que escuchar.

Gracias a los que no me olvidaron, y se metieron de nuevo, de lleno, en mi vida.

Y, sobretodo, gracias a los que están, día a día, bailando conmigo este vals dispar que compone mi vida.

Porque cuando termina un periodo te da por mirar atrás, y ver cuan concentrado ha sido todo, ver tus errores, tus aciertos, tus luchas y tus ausencias... Hoy es el momento que escojo para hacerlo, y poder pasar página.

Para llenar una nueva, con todos vosotros en ella.

domingo, 18 de diciembre de 2011

It's close!

El cerrojo cerró, seco, perfecto. Ya no había vuelta atrás.
Yo fuera, tú dentro.
Una verdad inamovible.
Tú no morirías, no sonreirías, no cantarías, no soñarías.
Pero vivirías.
Yo la guardaría, celosamente,
protegería tu puerta y te mantendría con vida.
Porque no te olvidaría.

Con esta idea en mente,
acabaron nuestras vidas en comunión,
de forma fortuita, indolora e insípida.

Mi misión fue vivir de tu recuerdo, copiarlo, honrarlo y protegerlo,
mientras el tuyo fue pintar esas cuatro paredes de ilusiones
y promesas que jamás verían la luz del sol.
Día a día, escuchaba tu entorpecido respirar
y forjaba canciones con él, haciéndolas tuyas,
e imaginando como volarían por ese cielo gris
que se presentaba frente a mí.

Ese cielo que tú ya no pintabas.

¿qué harías allí dentro?
¿eras feliz a tu modo?
Quería pensar que sí, por puro egoísmo,
porque yo sí podía ser feliz anulando tu verdad
y conviviendo con tu sueño.

Esperaba que tú sintieses algo similar.

Con el paso del tiempo, las hojas cayeron
y los senderos antaño claros se volvieron más sombríos.
Tu sueño se esfumaba a cada paso,
y sin él no había fuerzas con las que poder avanzar.

Tú ya no respirabas.

Mis fuerzas menguaban, tal como hojas en otoño,
y caía lentamente hacía el abismo del derrumbe.
Quise salvarte, abrir esa puerta
que antaño cerrada con delicadeza
solo se abriría con el estruendo de una voz,
una voz que lograra penetrar esas paredes inquebrantables.

Pero nadie quería intentar alzar su voz...

Lo intenté con todas mis fuerzas,
atraer esas melodías hasta tu hogar,
pero no soy tú...
Mi pequeña, yo no sé sonreír, no se compartir...
No sé soñar.
Solo supe hacerlo mientras tú me enseñabas...

Y ahora estoy aquí,
delante de estas paredes que yo misma te impuse,
pensando, destrozándome los sesos planeando,
imaginando, maquinando,
algún modo de sacarte de ahí.

Porque yo te protegía de todo...
pero no pude protegerte de mí misma.

Y sin ti no estoy completa...
y no podemos avanzar.

¿cómo lo hago, mi pequeña dama?
¿cómo lo hago para enmendar mi error?
¿qué puedo hacer, mi pequeña dama...
para que no nos extingamos las dos?

viernes, 16 de diciembre de 2011

Kiss

Me pongo frente a ti.
Me miras... Te miro.
Noto los centímetros que separan a mi torso de tus brazos...
Los disminuyo lentamente, mientras te sigo mirando,
hundiendome en esos dos pozos llenos de inseguridades.
No te atreves... Yo tampoco.
Pero me acerco un poco más.
Tú no te alejas.
Me observas con cierta indiferencia
pero tu labio se desata en un breve temblor... te ha delatado.

Quieres, quieres, pero no puedes.

No sabes si no puedes, si no lo intentas.

Acerco nuestras bocas, a escasos milímetros.
Noto tu aliento sobre mí. Es tan cálido...
Un par de segundos de presión, y tu lengua entra en escena.
Nerviosa, impaciente.
Asoma la cabeza y vuelve a esconderse,
dejando un rastro de su paso.
Para que sepa por donde seguirla,
para que vea que me espera...

Cierras la boca, ese gesto fue un error,
te das cuenta y te recolocas, incómodo.
Yo también me doy cuenta.
Me alejo unos centímetros, y tu mano me atrapa la cintura.
Tus ojos me suplican “no te vayas”.
Dudo frente a ellos, un solo instante.
Está bien”, me digo. Es agradable tenerte cerca.

Dolorosamente agradable.

Apoyo mi cabeza en tu pecho, y escucho tu respiración nerviosa.
Levanto la vista, para encontrar esos pozos.
¿de qué tienes miedo?” Dicen, inocentes, frente a ti.
De romper este momento...” me responden, inquietamente cómodos.

Porque no puedes. No quieres.

Porque querer es poder.

Acerco mis labios, cansados de vagar sin rumbo.
Te quedas unos instantes sin aliento,
expectante de lo que suceda en este momento.

Este momento tan cálido...

Poso un beso en tu mejilla, y otro, y otro más.
Gracias, te dicen.
Gracias por estar aquí, por no querer alejarme.
Gracias...
Respiras hondo, te relajas y me dejas agradecer.
Te descuidas.
Yo me dejo llevar, acariciando tus pómulos,
jugando a no poder tenerte, y a encontrarte tan cerca.

Es tan dolorosamente agradable...

Se me escapa, tan natural que ni lo veo venir.
Un beso mal colocado, un giro de cabeza inesperado.
Y ¡Chas! Nuestros labios se encuentran.
Me sorprendo.
Me aparto.
Balbuceo algo que no entiendo,
he traicionado ese hilo de confianza...

Porque no podemos.
Aunque queremos, no podemos.

Quiero arreglarlo, no quiero dañar este momento.
Tu tampoco quieres, y acompañas mi huida
para que no me aleje, para no perderme.

Nuestras bocas deciden por nosotros,
y se vuelven a encontrar.
Se abrazan, se miman, se fusionan y se separan,
un solo centímetro, para recuperar parte del aliento
y volver al calor de la otra, que le espera con ansia...

Porque ellas sí quieren... Y pueden.

Se separan, inquietas,
y respiran el aliento de la otra, dulce, apetitoso.
La tuya sonríe, la mía también.
Vuelven a encontrarse, a compartir,
sin miedos y sin cálculos, solas,
la una contra la otra,
dando todo lo que nuestras miradas se pedían...

Y nosotros les dejamos hacer, embriagados de placer,
del placer que da desafiar a las reglas...

Para poder conseguir algo prohibido.
Y anhelado.

Porque no puedes,
Porque no puedo.
Pero ambos queremos...
No hay más que hablar.

...¿verdad...?

Pd: hecho de menos dar(te) besos. Hecho de menos devolver(te) besos... Pero sobretodo, por encima de todo... (te) hecho de menos.