Un pasito más, y mi mente se desboca.
Disfruto con esa risa tuya, que tanto me aporta.
Me dices que te gusta escucharme, y me siento crecer.
Me haces feliz.
Me pongo a cantar, a bailar, a dar saltos de alegría,
y agarro tus manos para que den vueltas con las mías,
un paso, dos, mientras canto a pleno pulmón
en una danza espero, jamás vea bajar el telón.
Tus pasos aminoran, tu sonrisa se cansa,
deshaces nuestras manos y me das la espalda.
“¿te pasa algo?” “no, no es nada”
“sigue cantando, que me alegras el alma”.
Sigo feliz, a tu lado, aunque tu te apagas torpemente
ya no me miras, tus ojos se pierden en el horizonte,
tus brazos pesan, cual pesados lingotes
tu risa se perdió, hace tiempo atrás...
Empiezo a preocuparme, a intentar recuperarte
de este pozo al que has caído
y del que no puedes alzarte
Tú me miras...
Y en tus ojos no hay brillo...
Me dices que me calle
que estás harto de escucharme
te duele la cabeza, no estás para cansarte.
Me duele, me aflijo
y en una esquinita me aovillo
a tu lado, nada lejos
para no perderte de vista ni un momento
Y en silencio, sin más
así mi presencia no notarás.
A ver si con suerte vuelvo a ver
esa sonrisa que logré perder.
¿y si estoy haciendo esto
porque me siento completa a tu lado...
...por qué me siento como si no valiera nada?
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