martes, 22 de marzo de 2011

Aminorando el paso

Sus pies aminoraron la marcha, sin previo aviso, sin motivo aparente. Su rostro, lentamente, se elevó del suelo, y sus ojos vieron, tal vez por primera vez, al resto de personas que la rodeaban.
Andaban y andaban, sin parar, sin mirar alrededor, centrados en sus pies y andando al mismo ritmo. Ella trató de recordar... 

¿Hacia donde iban? 
¿Qué tan interesante había ahi abajo, como para no elevar los ojos al cielo,
no mirar alrededor, no disfrutar de la compañia? 

Ya no podía recordarlo...

Siguió andando, más despacio, fijandose en los demás, en el cielo azul que habia sobre su cabeza. La gente la esquivaba, pasaba x su lado, desviaban ligeramente su trayectoria, pero seguian su camino. 

¿Nadie quería hablar con ella? 

Ella sí quería compartir ese momento con alguien, alguien que lo viera tan hermoso como ella, alguien que la mirara a los ojos y pudiera disfrutar, sin prisas, de ese aroma que ella podía recién respirar...

Se desvió del camino, alejandose de la multitud. Una brisa cálida la envolvió. Paró en seco y, mientras elevaba la vista al basto cielo azul, respiró profundamente. Era suave, sensible, dulzón. 
Reconfortante. 
Era una brizna de felicidad.

Y siguió andando, disfrutando de ese momento, agradeciendo poder vivirlo, mientras seguía ajena al sentimiento que lo había hecho posible...

Porque ni ella misma se habia dado cuenta... 

De que había empezado a amar.

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