lunes, 7 de noviembre de 2011

Little snower

La nieve reposaba blanca, inmaculada, en el patio. En algunos puntos, su lineal forma se veía interrumpida por un brote esporádico que acababa en un arbol, un tallo, una flor... Pero no dejaba de ser hermoso.

Se abrigó con su mejor bufanda, regalo de su tío, y se enfundó esas botas que su abuela siempre tenía que quitar de la entrada, para que nadie tropezara. Sus manos las forró con los viejos guantes de su abuelo, de cuero, que protegían del más intenso de los fríos.

Finalmente, embutiéndose el gorro en la cabeza hueca que tenía, abrió la puerta.

A pesar que ya la había visto desde la ventana, la vista la dejó maravillada. Dio con cautela un paso al frente, y marcó esa masa blanca que todo lo cubría. Otro paso. Uno más.

Sin darse cuenta siquiera, se descubrió corriendo por el jardín, riendo, disfrutando de la nieve, cogiéndola con sus diminutas manos y elevándola al cielo.


El cielo le devolvió la nieve.

Pequeñas estrellas cristalizadas rozaron los dedos de la niña, aún alzados, para posarse en sus mejillas. Una lñagrima asomó por el ojo de la pequeña, y se desprendió con rapidez, seguida de otra, y otra, y otra más. Sonrió, mientras danzaba lentamente bajo esa lluvia blanca que cañia sobre ella, que la cubría, que la abrazaba.

Bailó y bailó durante horas, con el sol y las nubes, con el atardecer y finalmente con la luna, siempre sonriendo. Cuando las luces automaticas se encendieron, supo que era hora del adiós. Alzó las manos al cielo y dio un fuerte abrazo al inexistente amigo, dándole gracias por todo, pidiéndole, una y otra vez, que volviera algun día.

Pues ella estaría allí esperando... Aunque todos se hubieran ido, uno a uno, aunque el frío le hiciese sentir la soledad en los huesos, aunque no saliera la luz del sol tras la noche... ella seguiría en esa casa, esperando...

Porque ese era su hogar.

Porque algun día como este, no solo la nieve vendría a jugar con ella... Sino todos aquellos que la amaban.

Aunque para ese momento faltase mucho...

De mientras, seguiría maravillandose y disfrutando de ocasiones como esa... De veladas en las que volvía a ser niña...

Y volvía a sonreír.

domingo, 6 de noviembre de 2011

¿y que más da?

Los recuerdos no serán un poema,
el tiempo no te ayudará,
el viento a veces soplará en tu contra...

La vida no siempre te sonreirá.

¿pero qué más da?

Llega un nuevo amanecer.
Un nuevo día.

Una nueva esperanza.

Solo hay que levantar el rostro y atreverse a mirarlo...
Sin miedo de quedarnos ciegos por su luz.


Pd. ¿Por qué siempre, siempre, siempre, tus palabras logran llegar tan fácilmente donde otros perdieron batallas?¿por qué siempre apareces en el momento oportuno?

viernes, 4 de noviembre de 2011

Latidos lejanos

"No temas", le dijo. Miró hacia el suelo, y casi se cae. El precipicio que se abría bajo sus pies era inconmesurablemente maravilloso, mas tan elevado que nadie seobreviviría a él. 

Y se lo estaba pidiendo. 

"No puedo" le dijo. "¿Acaso quieres que me mate?"

"Confia en mí". Su sonrisa era más hermosa que los primeros rayos de sol, y sus ojos demostraban una confianza plena en el juicio de la muchacha. " Yo estaré abajo. Estarás segura... Confía en mí"

Siempre había temido a las alturas, y sabía que aquello era una grandisima locura... 

¿Pero acaso el amor no es una locura?

Esperó a que él bajara, pacientemente, mientras pensaba en todo su tiempo juntos. Si había algo sobre lo que no dudaba, era en su confianza, porque para ella, él era su mundo. Y al revés.

Y al revés...

Dio un paso al frente con miedo. El viento le golpeó el rostro con fuerza, pero no temía nada. Porque él la esperaba abajo. Porque él era su mitad... y no la dejaría sola. 

Saltó. Fue la sensación más maravillosa que había sentido hasta entonces, todo su cuerpo salpicado por una brisa turbulenta, mientras caía, caía, cada vez más rápido, para aterrizar en sus brazos...

Pero no fue en sus brazos donde aterrizó. 

Cuando la encontraron, no había ni rastro del chico. Milagrosamente, la pobre había sobrevivido a la imposible caída, no sin romperse brazos, piernas, y una importante cantidad de costillas.

Y el corazón. También se le había roto el corazón. 

Meses pasaron antes de que pudiera volver a moverse. Y cuando se halló por fin recuperada, no podía más que ir a visitar ese precipicio, esa apertura al vacío que había sido su tumba. Porque seguía viva, pero poco sentido tenía vivir. Nada tenía sentido...

Seguía respirando. 

Miró a su alrededor, a sus seres queridos, vio como se alejaban de ella. "No, no más". Si seguía viviendo, sin duda los necesitaba. Pero... ¿podía seguir viviendo sin corazón?Porque los huesos se habían repuesto, al igual que las magulladuras, pero su corazón...
Seguía roto...

Una noche, esperando el amanecer, se decidió. Introdujo los restos de su corazón en una caja y la cerró con fuerza. El primer rayo de sol apareció, golpeándole el rostro. "Tu sonrisa era como esta luz... era..."

Dejó caer el fardo al vacío. Y se olvidó de él.

Tiempo pasó, arduo tiempo que todo lo cura, y se convirtió en la dama de hielo, porque aunque podía apreciar, aunque podía ser parte de muchas personas...

Nadie podría ser parte de ella... porque no tenía corazón donde hospedarse.

Y escuchó varias veces su corazón latir, allí en el firmamento, deseoso e ser encontrado, de ser rescatado. Pero no fue a buscarlo, no fue a recogerlo... porque la caída era una locura...

Y ya no tenía a nadie en quien confiar.