viernes, 4 de noviembre de 2011

Latidos lejanos

"No temas", le dijo. Miró hacia el suelo, y casi se cae. El precipicio que se abría bajo sus pies era inconmesurablemente maravilloso, mas tan elevado que nadie seobreviviría a él. 

Y se lo estaba pidiendo. 

"No puedo" le dijo. "¿Acaso quieres que me mate?"

"Confia en mí". Su sonrisa era más hermosa que los primeros rayos de sol, y sus ojos demostraban una confianza plena en el juicio de la muchacha. " Yo estaré abajo. Estarás segura... Confía en mí"

Siempre había temido a las alturas, y sabía que aquello era una grandisima locura... 

¿Pero acaso el amor no es una locura?

Esperó a que él bajara, pacientemente, mientras pensaba en todo su tiempo juntos. Si había algo sobre lo que no dudaba, era en su confianza, porque para ella, él era su mundo. Y al revés.

Y al revés...

Dio un paso al frente con miedo. El viento le golpeó el rostro con fuerza, pero no temía nada. Porque él la esperaba abajo. Porque él era su mitad... y no la dejaría sola. 

Saltó. Fue la sensación más maravillosa que había sentido hasta entonces, todo su cuerpo salpicado por una brisa turbulenta, mientras caía, caía, cada vez más rápido, para aterrizar en sus brazos...

Pero no fue en sus brazos donde aterrizó. 

Cuando la encontraron, no había ni rastro del chico. Milagrosamente, la pobre había sobrevivido a la imposible caída, no sin romperse brazos, piernas, y una importante cantidad de costillas.

Y el corazón. También se le había roto el corazón. 

Meses pasaron antes de que pudiera volver a moverse. Y cuando se halló por fin recuperada, no podía más que ir a visitar ese precipicio, esa apertura al vacío que había sido su tumba. Porque seguía viva, pero poco sentido tenía vivir. Nada tenía sentido...

Seguía respirando. 

Miró a su alrededor, a sus seres queridos, vio como se alejaban de ella. "No, no más". Si seguía viviendo, sin duda los necesitaba. Pero... ¿podía seguir viviendo sin corazón?Porque los huesos se habían repuesto, al igual que las magulladuras, pero su corazón...
Seguía roto...

Una noche, esperando el amanecer, se decidió. Introdujo los restos de su corazón en una caja y la cerró con fuerza. El primer rayo de sol apareció, golpeándole el rostro. "Tu sonrisa era como esta luz... era..."

Dejó caer el fardo al vacío. Y se olvidó de él.

Tiempo pasó, arduo tiempo que todo lo cura, y se convirtió en la dama de hielo, porque aunque podía apreciar, aunque podía ser parte de muchas personas...

Nadie podría ser parte de ella... porque no tenía corazón donde hospedarse.

Y escuchó varias veces su corazón latir, allí en el firmamento, deseoso e ser encontrado, de ser rescatado. Pero no fue a buscarlo, no fue a recogerlo... porque la caída era una locura...

Y ya no tenía a nadie en quien confiar.

1 comentario:

  1. Aún triste, es una historia preciosa... pero...
    Queremos un final alternativo !!!
    Queremos el final que da luz a la esperanza de encontrar nuevamente en quien confiar!

    ResponderEliminar