martes, 20 de marzo de 2012

Live a dream

Cerré los ojos, y dejé que mi alma vagara por los rincones de mi mente.

Soñé que podía soñar, que el mundo era de vivos colores, y no de un único gris.
Soñé que ya no estaba sola, pues el sol me abrazaba con sus rayos, dándome su calor. Un sol enorme, que brillaba para mí.

Soñé que tenía alas, y al desplegarlas volé hasta el sol y lo abracé también, y así nos quedamos, ambos, disfrutando de la presencia del otro. 
Y notaba su aliento, y me embriagaba su sonrisa, y mi sol ya no era redondo, tenía manos y me sostenía con ellas, 
y no me cegaba, pues yo también brillaba, no con su luz, sino con la mía propia, la que salía de mis ganas de estar ahí.

Soñé que era feliz.


Entonces, mis ojos tuvieron que cerrarse...

Y desperté.

Seguía notando sus suspiros en mi piel, aún sabiendo que era imposible que estuvieran ahí. Mis ojos no querían abrirse, querían quedarse para siempre contemplando ese resplandor que no cegaba, el mismo que, cada vez más, se difuminaba en mis párpados...

Escuché su voz, susurrándome al oido, y mis ojos se abrieron. Ahí estaba, tal como lo soñé, reviviendo los nitidos recuerdos que me quedaban. Olía a nieve derretida, a primavera, a sol y a arroyo, a todo lo que me gustaba.
.
No podía ser verdad... Pero ahi estabas.

Desperté en un sueño. Un vellisimo sueño.

Y ya no sé si es la realidad o no, pero es mi realidad, mi verdad.

Y si estoy soñando... Déjame un ratito más.

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